[Sordo] Amor Maternal

- ¿Aló?
- ¡Mami!
- ¡Mijita! ¿Pasó algo malo? ¿Por qué me llamas un lunes?
- No, pelá, nada malo. ¡Ya!... ¡Los tengo en mi mano!
- ¿Que tiene qué en la mano?
- ¿Qué crees?
- …
- Los pasajes, pues, viejita.

- (Gritos) ¡Carlitos, Carlitos, se vuelve a Chile!!!
- ¿Aló? ¿Mamá? ¿¿¿Maaaaaaaaaaaaamiiiiiii???? ¿Mamá: Me escuchas?
- Déjame ir a contarle a la Sra. Pati.
- ¿Aló? Alooooooooooo

- [Voz de hombre] Hola mijita, la Cheche salió corriendo a contarle a los vecinos.
- Hooooola Papito. Sí, pero no voy hasta diciembre.
- ¿Cómo? Pero la Cheche dijo… Espera, me está quitando el teléfono.

- Mijita, ya le conté a la vecina. Te manda saludos. Estamos todos felices. ¿Y viene sola o acompañada?
- ¿? Sola. Obvio.
- ¿O sea que todavía no tiene pololo?
- [Cambio de tono, rumbo a la exasperación] Desde el sábado a hoy, no Mamá, aún no tengo pololo.
- No importa, invítalo igual
- [Respiro tres veces hondo] Pero, ¿a quién #@$^% quieres que invite?
- ¡A tu pololo!
- … [Aguantando la respiración nuevamente]
- Bueno no me contestes ahora si no quieres ... ¿Qué quieres que te tenga de almuerzo?
- Vieja, falta mucho.
- Bueno, pero entonces te voy a comprar una camita nueva.
- Pero si voy por un mes y…
- ¿Qué me dijiste que quieres de almuerzo?
- ¿Mamá? ¿Me escuchas?
- Sí, estoy tomando nota.
- Sí, se nota.
- ¿Qué?
- Nada, no importa. Tengo que dejarlos, estoy en la pega. Dile al pelaito que otro día hablo más con él.
- Ya mijita. Dos preguntitas más: ¿Qué quiere de postre? Y ¿Su pololo también es vegetariano?

Igual quiero que llegue luego diciembre

“Bloguiterapia”

Un nuevo estudio realizado conjuntamente por AOL y Digital Marketing Services y publicado hoy, asegura que el 50% de las personas que tiene un blog lo usa como vía de escape, en otras palabras como “auto terapia” Más aún, tras analizar más de 1 millón de páginas personales, esta investigación revela que el fin terapéutico es el mayor factor motivacional al momento de iniciar y mantener un blog, más incluso que la política, la información o la difusión de chismes y “trascendidos”

Y claro que se siente rico encontrarse con personas que te entienden, sobre todo en momentos de crisis, o que piensan muy similar a ti, aún cuando nunca llegues a conocerlas cara a cara. Pero de ahí a afirmar que estarías más dispuesto a discutir tus problemas personales en un blog que en la privacidad de una consulta con el psicólogo, creo que hay un paso. ¿O no? Tal vez necesito aumentar la frecuencia de mis sesiones de blogger-terapia. ¿Qué opina Ud. público doctor?

Re-encuentro en el Meeting Point

Adrenalina. Stress. Mil cosas por hacer. Una maleta que empacar. 736 e-mails que responder. Que no se me olvide el informe. Ah, sí y comprar rollos. 24 horas para hacerlo todo. Es medianoche, aún no termino. Mi avión sale a las 7:00. Tengo que levantarme a las 4:30 para llegar a tiempo al aeropuerto Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyy

Así estaba a fines de agosto, cuando en menos de una semana, se me ocurrió que era el momento preciso de darme un descanso y, de paso, cumplir con la promesa que le hice a Francisco de ir a verlo cuando él estuviera trabajando cerca de Toronto. Desde el segundo en que tomé la decisión de viajar hasta que me subí al avión, todo marchó sobre ruedas. Ni siquiera tuve que “ponerle mucho color” para que me dieran el viernes libre en la oficina.

Hay algo que tiene el viajar que me relaja muchísimo. No importa si el avión se atrasa o si hay turbulencias. El solo hecho de despegar, de ver el mundo desapareciendo bajo las nubes, de sentir que eres tan libre y tan frágil como un pájaro. Con eso ya me basta. Todo el resto es valor agregado.

Pero Toronto se pasó. Ya me lo había advertido Andrea, pero nunca pensé que me iba a gustar tanto. Yo, la que escapó de Santiago porque ya le parecía demasiado poblado. Yo, la que proclama que si vuelve a Chile se quiere ir a vivir a provincia. Yo, la amante de la naturaleza, quedé deslumbrada con esta ciudad. Y no es que no haya viajado a grandes ciudades antes. He estado en Nueva York, Londres, Madrid, Frankfurt, Bruselas, Ámsterdam, San Francisco, Río de Janeiro y Buenos Aires, entre otras. Pero Toronto, que en lengua nativa significa “Meeting Point,” tiene alma, onda, vida. Claro que la perspectiva del turista es siempre muy distinta a la de quien habita una ciudad. Es más, no se si podría vivir allí, especialmente sabiendo que en invierno se registran entre 25 y 35 grados bajo cero. Eso no me calza con mis instintos de supervivencias. Prefiero la lluvia 24 x 7 de Vancouver, donde ni siquiera nieva todos los inviernos. Pero de que me gustó, no hay duda.

¿Qué disfruté más? Ver a Francisco de nuevo y conversar de esto y de aquello, mientras:

Aplanábamos las calles de Toronto y sus alrededores



Visitábamos las Cataratas del Niágara:




De muy cerquita


En barco


y luego en helicóptero!!!


Subíamos a la CN Tower (el edificio más alto del mundo si se toma en cuenta la antena)




Jugábamos a ser turistas tomándonos fotos hasta por si acaso.

Y no nos preocupábamos de nada más.

Ahora me acuerdo por qué a todo el mundo le gustan tanto las vacaciones.


Adiós Cataratas

¡Tóquenla de nuevo!

Tengo el blog descuidado. Si esto fuera el patio de una casa estaría lleno de excremento de perro (a no ser que estuviera en Canadá, donde los dueños se las recogen por ley) y desorden. Pero he vuelto, luego de unos días que merecen post aparte. Ya en el avión comenzaron las sorpresas: iban dos amigos a quienes creía en Nueva Scotia y Corea, respectivamente, quienes me ayudaron a matar las horas de vuelo, sin tener que ver esas películas que te ponen y que te dan ganas de apedrear el monitor, y quienes –además- me dieron consejos sobre qué hacer y dónde ir.

Lamentablemente el respiro duró poco.

Tal como en el antiquísimo comercial de “Té Club” me dan ganas de gritar a todo pulmón: ¡Tóquenla de nuevo!