Había una vez un hombre...
Había una vez un hombre que siempre estaba ahí cuando alguien lo necesitaba. Un hombre que no distinguía clases sociales ni apariencias al momento de tratar a la gente, saludando por igual al gerente del banco que al cargador de la Vega.
Un hombre que amaba tan profundamente a su familia, que no le importó ir en contra de las costumbres de la época, ni tomó en cuenta el “qué dirán,” optando por cambiar pañales, lavar loza, encerar y hacer las compras cuando esas tareas estaban “estrictamente reservadas” para la mujer. Un hombre que supo ser estricto, sin ser tirano, y que al darse cuenta de que “la misión” estaba cumplida, aflojó la mano y se convirtió en el mejor amigo de sus hijas.
De ese hombre aprendí el valor de la amistad y el sacrificio incondicional en favor de los que amas. Con ese hombre supe disfrutar de una caminata por el parque haciendo crujir las hojas secas bajo los pies, admirar los colores del cielo al atardecer, dibujar figuras en los vidrios empañados y saborear un mate.
Gracias a ese hombre le perdí el miedo al mar y a la vida. Y hoy, como nunca, más que nunca, como siempre y para siempre, extraño a ese hombre a rabiar. Ese hombre, para quienes no lo han adivinado, fue mi papá.
Feliz Día a los Padres (y Madres) que leen este blog. Mi deseo es que vuestros hijos los quieran tanto y estén tan orgullosos de Ustedes como yo del mío.
“Now I know I can live without you… It’s just that I don’t want to.”
5 Comments:
ahhhhh querida mía... me duele tanto... tanto... tanto.
no puedo leerlo completo, NO PUEDO!
uffffffff yo no sé si sería así de grande y fuerte como tú y la Paz... porque leo y extrapolo y proyecto y me muero...
Eres tan clara y fuerte. Algún día seré como tú??
besos enormes y abrigadores
Ceci querida, celebremos, aunque sea a la distancia, aqui donde Dios nos puso, la vida de nuestros padres. Brindemos por lo que nos dejaron, por lo que hemos aprendido, por lo que somos gracias a ellos. Y este domingo, en vez de llorar, miremos hacia el cielo y alcemos una copa, guiñandoles un ojo.
Un abrazo! Te quiero mucho.
Dos amigas, en dos continentes, que comparten similar sentimiento... es una tristeza dulce, porque la tristeza puede ser dulce.
Un abrazo, Ceci.
Sólo puedo decir que me habría encantado conocerlo, y felicitarlo por las dos hijas maravillosas que tiene. Y no escribo más, porque ya me bajó la pena...
Un besote amiga
karen
No veo qué mayor satisfacción pueda tener un padre que percatarse de que sus descendientes lo admiran y aprecian de la misma forma que tú lo haces con el tuyo.
Dondequiera que esté, ha de estar muy feliz.
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