Consultando a la almohada
Parece que eso de “consultarlo con la almohada” muy pronto dejará de ser una simple metáfora y pasará uno más de nuestros hábitos diarios o, mejor dicho, “nocturnos.” Esto, porque un grupo de investigadores japonés creó una almohada que puede dar consejos y corregir a las personas que sufren de insomnio para que tengan dulces sueños.
Bautizada como "médico del sueño", esta almohada analiza las costumbres del usuario y en función de sus hallazgos le da hasta 40 recomendaciones distintas o le transmite mensajes alentadores en una pantalla diminuta. Todo eso, gracias a detectores que captan los movimientos de la cabeza y el cuerpo para calcular el número de horas de sueño reparador que ha tenido el usuario.
Si duermes mal durante unas cuantas noches, la almohada te sugerirá, por ejemplo, que intentes relajarte esta noche, con un buen baño tibio. Tras unas cuantas noches de sueño reconfortante, la almohada parlanchina te recordará que has dormido “muy bien, siga así.”
Entre las insólitas facultades de esta almohada, que estará a la venta acá en Canadá en septiembre, destaca la posibilidad de registrar los hábitos del usuario durante dos semanas. De esta manera la persona puede tomar conciencia de sus hábitos de sueño y si son malos, intentar mejorarlos.
Ojalá se pudiera decir lo mismo del tarro de basura parlante. El mismo que ayer me dio las gracias cuando boté el envoltorio de mi chocolate y que, una vez pasado el susto (me pilló volando bajo y llegué a saltar cuando salió esa voz de no sé dónde), me dejó pensando que esos basureros deberían tener un sensor, como el de la almohada inteligente, que le permitiera avergonzar en público a quienes tiran la basura al suelo.
¿Se imaginan?:
- “Oye, tú, el cerdo de polera verde. ¿Te cuesta mucho botar el vaso aquí?” o
- “Señor de terno y corbata que acaba de tirar la boleta al suelo, sírvase ser más civilizado en lugar de sólo andar vestido como si lo fuera.”
Por el momento, sólo dice “Thank you” y parece que no es muy educado, ya que no le respondió nada al pobre loquito que le dirigió un “Hey, man how are you doin’”