En sus marcas, listos….
Odio los cambios de planes a último minuto. Odio las carreras. Odio los deadlines. Odio el stress. Aún así elegí ser periodista y, aunque no entiendo por qué, me gusta. Y mucho.
Quizás sea esa satisfacción que se siente al saber que eres la primera persona en enterarte de algo y que de ti depende que otros lo sepan también. Pero cuando hay 2.500 cosas interesantes sucediendo al mismo tiempo, de las cuales tienes que estar en unas 2.000 porque es tu trabajo y quieres estar en las otras 500 simplemente porque te interesan, cuesta no sentirse abrumada.
La culpa la tiene, en parte, el inminente verano. Es que acá, en el hemisferio norte, junto con los osos saliendo de su largo periodo de hibernación, pareciera que a todo el mundo se le ocurre inaugurar o hacer algo. Por ejemplo:
1. El sitio Web de noticias para el cual soy editora, Orato.com, por fin abandona su versión beta y sale “on line” con todas las de la ley. Significa que estoy produciendo/editando un promedio de 10 notas diarias. Y confieso que ya estoy en un punto donde se me confunden los autores y sus temas. Por ende, termino pidiéndole al periodista que escribió la nota sobre los condenados injustamente a la Pena de Muerte en Estados Unidos que me dé más detalles acerca de la situación actual en Chernobyl. O llamo a la corresponsal en la India para preguntarle cuándo fue la última vez que habló con Isabelle Dinoire, la francesa que recibió el primer transplante de rostro y ella me recuerda, amablemente, que nunca ha salido de India y que su historia se trata de las mujeres que actualmente son sometidas a flagelos, acusándoselas de “Brujas.”
2. Se viene la época de los festivales y “Semanas de”: Del libro, del Jazz, de Cine, de los Niños, la Comunidad Francófona, de la Juventud, el Día de la Reina Isabel, el Día de Canadá y un cuanto hay. Todos entre junio y la primera semana de julio.
3. Mejora el clima y, por ende, aumentan las invitaciones a “hacer cosas’. Que “vámonos de camping”, “hicking”, “a la playa”, “al lago” O hagamos “un BBQ”, “una fiesta”, “un paseo”, “un pic-nic.” O vamos a ver el estreno de “El Código Da Vinci,” “United 93” u otra película y, así, un largo etcétera que el punto uno me ha obligado a perderme.
4. Pero, lo más importante, y que no me avergüenzo en confesar espero ansiosa, es la Copa Mundial de Fútbol.
Como buena fan/periodista, no sólo ya me sé el calendario de partidos de memoria (o lo que me queda de ella), sino que estoy pendiente de toda la parafernalia complementaria.
Por ejemplo, como parte de su famosa campaña "Priceless," me enteré que Mastercard Internacional lanzó su primer spot mundialero, que bautizaron como “Fiebre.” Para representar a la amplia gama de los fanáticos del fútbol, la gente de Mastercard utilizó en este spot a verdaderos hinchas de más de 30 nacionalidades. Por ahora pueden ver la versión en inglés aquí, pero a contar del lunes 22 de mayo y hasta el fin de la Copa Mundial, de seguro se encontrarán con este comercial, ya sea en inglés o español, en más de alguna estación de TV.
ESPN y ABC Sports también están a punto de lanzar su mega campaña “Un Juego lo Cambia Todo”, con la voz del mismísimo Bono anticipando lo que se viene.
Parte de esta campaña es el spot "Ivory Coast," que revela cómo el Presidente de ese país proclamó una tregua en la guerra civil que ya se extendía por tres años para que el equipo nacional pudiera asistir por primera vez a un Mundial de Fútbol. Otro es "Tartan Army," que muestra cómo el grupo de fanáticos escoceses se prepara para asistir en masa al Mundial pese a que su país no calificó. Pero mi favorito es "Sick Days," que se refiere a cómo, cada cuatro años, el número de personas que presentan licencia médica (especialmente hombres) aumenta un 300% en el mes de junio. Lo chistoso, y que lo hizo mi favorito, es ver cómo estos empleados “enfermos” se encuentran con sus jefes “en viaje de negocios” en los estadios. Lograr tener esos encuentros verídicos en cámara y conseguir permiso para convertirlos en un spot publicitario sí que fue un golazo mundial.
Y mientras -por un segundo- cierro mis ojos y me transporto hasta Alemania, para presenciar en vivo y en directo un buen partido, como el de Inglaterra versus Paraguay, me interrumpe un llamado telefónico para confirmarme que uno de los mineros que estuvieron atrapados durante 14 días en Australia ha aceptado concederme una entrevista telefónica.
Goooooool!
Quizás sea esa satisfacción que se siente al saber que eres la primera persona en enterarte de algo y que de ti depende que otros lo sepan también. Pero cuando hay 2.500 cosas interesantes sucediendo al mismo tiempo, de las cuales tienes que estar en unas 2.000 porque es tu trabajo y quieres estar en las otras 500 simplemente porque te interesan, cuesta no sentirse abrumada.
La culpa la tiene, en parte, el inminente verano. Es que acá, en el hemisferio norte, junto con los osos saliendo de su largo periodo de hibernación, pareciera que a todo el mundo se le ocurre inaugurar o hacer algo. Por ejemplo:
1. El sitio Web de noticias para el cual soy editora, Orato.com, por fin abandona su versión beta y sale “on line” con todas las de la ley. Significa que estoy produciendo/editando un promedio de 10 notas diarias. Y confieso que ya estoy en un punto donde se me confunden los autores y sus temas. Por ende, termino pidiéndole al periodista que escribió la nota sobre los condenados injustamente a la Pena de Muerte en Estados Unidos que me dé más detalles acerca de la situación actual en Chernobyl. O llamo a la corresponsal en la India para preguntarle cuándo fue la última vez que habló con Isabelle Dinoire, la francesa que recibió el primer transplante de rostro y ella me recuerda, amablemente, que nunca ha salido de India y que su historia se trata de las mujeres que actualmente son sometidas a flagelos, acusándoselas de “Brujas.”
2. Se viene la época de los festivales y “Semanas de”: Del libro, del Jazz, de Cine, de los Niños, la Comunidad Francófona, de la Juventud, el Día de la Reina Isabel, el Día de Canadá y un cuanto hay. Todos entre junio y la primera semana de julio.
3. Mejora el clima y, por ende, aumentan las invitaciones a “hacer cosas’. Que “vámonos de camping”, “hicking”, “a la playa”, “al lago” O hagamos “un BBQ”, “una fiesta”, “un paseo”, “un pic-nic.” O vamos a ver el estreno de “El Código Da Vinci,” “United 93” u otra película y, así, un largo etcétera que el punto uno me ha obligado a perderme.
4. Pero, lo más importante, y que no me avergüenzo en confesar espero ansiosa, es la Copa Mundial de Fútbol.
Como buena fan/periodista, no sólo ya me sé el calendario de partidos de memoria (o lo que me queda de ella), sino que estoy pendiente de toda la parafernalia complementaria.
Por ejemplo, como parte de su famosa campaña "Priceless," me enteré que Mastercard Internacional lanzó su primer spot mundialero, que bautizaron como “Fiebre.” Para representar a la amplia gama de los fanáticos del fútbol, la gente de Mastercard utilizó en este spot a verdaderos hinchas de más de 30 nacionalidades. Por ahora pueden ver la versión en inglés aquí, pero a contar del lunes 22 de mayo y hasta el fin de la Copa Mundial, de seguro se encontrarán con este comercial, ya sea en inglés o español, en más de alguna estación de TV.
ESPN y ABC Sports también están a punto de lanzar su mega campaña “Un Juego lo Cambia Todo”, con la voz del mismísimo Bono anticipando lo que se viene.
Parte de esta campaña es el spot "Ivory Coast," que revela cómo el Presidente de ese país proclamó una tregua en la guerra civil que ya se extendía por tres años para que el equipo nacional pudiera asistir por primera vez a un Mundial de Fútbol. Otro es "Tartan Army," que muestra cómo el grupo de fanáticos escoceses se prepara para asistir en masa al Mundial pese a que su país no calificó. Pero mi favorito es "Sick Days," que se refiere a cómo, cada cuatro años, el número de personas que presentan licencia médica (especialmente hombres) aumenta un 300% en el mes de junio. Lo chistoso, y que lo hizo mi favorito, es ver cómo estos empleados “enfermos” se encuentran con sus jefes “en viaje de negocios” en los estadios. Lograr tener esos encuentros verídicos en cámara y conseguir permiso para convertirlos en un spot publicitario sí que fue un golazo mundial.
Y mientras -por un segundo- cierro mis ojos y me transporto hasta Alemania, para presenciar en vivo y en directo un buen partido, como el de Inglaterra versus Paraguay, me interrumpe un llamado telefónico para confirmarme que uno de los mineros que estuvieron atrapados durante 14 días en Australia ha aceptado concederme una entrevista telefónica.
Goooooool!