Estoy un poco confundida … ¿A qué Santo hay que poner de cabeza para que te traiga un novio? ¡Ah! ése era San Antonio. Pero si el Santo del amor es Valentín, ¿por qué hay tanta alma pidiéndole a Expedito? ¿Será para que las cosas salgan rapidito? ¡Impacientes! Creo que en mi caso lo más indicado sería Santa Rita de Casia, la de las causas imposibles.
Fuera de bromas, no puedo creer que el último estudio de la revista especializada
Journal of Personality and Individual Differences muestre que el 43% de las mujeres latinas le pide a fuerzas sobrenaturales el encontrar al amor de sus vidas (ojalá con una buena billetera incluida).
¿Alguien se ha preguntado qué pensarán estos mediadores divinos cuando se les pide que manden al fin un tipo que valga la pena? Seguro que no hay cantidad de velas en el mundo que los puedan sobornar y se deben matar de la risa cuando alguna le propone a cambio como manda "dejar de comer chocolates". Algo que, por lo menos yo, jamás haría.
Casi no tengo recuerdos de un 14 de febrero en pareja, ni mucho menos de haberme acercado siquiera al estado “la vida en color rosa” en el que parecen caer algunos. De verdad, todavía no conozco a quien consiga hacerme distinguir entre febrero y agosto. Si no fuera porque el que promueve el mes del corazón se viste de blanco y le cuelga un estetoscopio del cuello capaz que lo confundiría con Cupido.
Pero este año estoy notando más el tema, ya que por estos días los diarios están destacando más los avisos del tipo “Speed Dating: Conozca hasta 30 solteros (as) en una noche” y ni qué hablar de los que aseguran poder hacer que tu enamorado/a regrese a ti. “Trabajo 100% garantizado por experto macumbero,” dice en el periódico para latinos. Y me pregunto cómo puede haber gente que crea en que puedes tener a tu EX de regreso diciéndote tipo zombie "Te qui- e –ro,” gracias a que el lado oscuro de la fuerza también promete darnos amor, aunque sea la mala.
Por eso se me ocurrió que sería entretenido escribir una lista de pocas, pero buenas razones para no celebrar el único día del año donde el amor es una verdadera lata. Y he aquí el resultado:
1.-
All you need is cash: Razón “de peso” para evitar esta festividad. El día de San Valentín mata la ilusión. Nos recuerda que el amor no es gratuito. Porque aunque todo el mundo trate de negarlo, el corazón también se rige por las leyes del mercado. Inviertes tiempo y dinero para generar utilidades en el sector afectivo. Invitas al cine, pagas los tragos, compras algún regalo y recibes un beso. El catorce de febrero no es más que el día en que pagas tu impuesto al cariño. En lugar de romántico, San Valentín es despiadado como el más ortodoxo economista: te obliga a sacarle partido a tu dinero, a renunciar a regalar sólo un te quiero y terminar suscribiéndote a una revista como
Businessweek.
2.-
Efecto Año Nuevo: El día de los enamorados es como la noche del 31 de diciembre. Un día de felicidad por decreto que te obliga a estar acompañado. La peor fecha para darte cuenta que estás solo. Que eres un paria en un mundo dominado por las parejas. Sales a la calle y te sientes en medio de una película de zombies besucones que se devoran mutuamente. Huyes de los parques, te metes a un cine (obviamente no a ver una película romántica), pero hasta la sala donde dan Drácula se ha convertido en un pseudo motel express. Como en Año Nuevo, el alcohol parece ser tu salvación, pero esos tragos bebidos a solas, sin más compañía que la radio, nuevamente te traicionan. Y terminas cantándole una canción de Alejandro Sanz por teléfono a tu ex. ¡Bravo!
3.-
Bolsa de comercio: El día de los enamorados es la manera más cruel de descubrir cuánto cotizas en la bolsa de las relaciones. Rosas callejeras, tarjetas hechas a mano, artesanías varias y discos pirateados, son un claro síntoma que vas a la baja. En cambio, si tus opciones son invitaciones a la playa, comida exótica o cualquier tipo de joya de al menos 24 kilates, alégrate. Ya deberías estar cotizando en dólares.
4.-
Teletón de Febrero: El día del amor convierte a aquel noble sentimiento en un hostigoso protagonista de un episodio de Los Cariñositos. Es que una cosa es estar enamorado y otra muy distinta perder la dignidad. Y no hay que ser un amargado para sentir que el andar de la mano comiendo algodón rosado, colgado de un globo en forma de corazón y tirándose besitos es patético. Que “mi chanchi,” “mi gordi,” “mi niño”… No señores. Ya es hora que reconozcamos que el día de los enamorados es al amor, lo que la Teletón a la solidaridad: 24 horas de amor para sacarte algo de dinero.
5.-
Lo que el viento se llevó lo trajo otra vez: Todos sueñan con el amor eterno. ¿Pero quién dijo que mostrar a una pareja de ancianos desdentados besándose en pantalla es lindo? Eso, la nota del noticiero televisivo en el parque de la ciudad con las parejitas de la mano; el artículo del diario con el “verdadero origen" de San Valentín; las fiestas temáticas y la repetición de cuanta película romántica existe, por muy buena que sea, merecen–lejos- el quinto lugar en la lista de razones para encerrarse en un refugio subterráneo este día.
6.-
Síndrome del (la) pobrecito (a): Así es. Quienes están emparejados y son felices te toman lástima si no tienes pareja. A muchos no les basta con decirte que "no te preocupes, ya llegará el amor,” sino que insisten en invitarte a reuniones donde –por esas casualidades de la vida- también están sus amigos solteros del sexo opuesto. Desafortunadamente, lo que podría haberse convertido en una amistad, no prospera más allá del saludo, porque la situación se siente demasiado pre-fabricada y lo único que quieres es que te suene el celular para anunciar que tienes una emergencia y que debes regresar a tu casa/ oficina/ hospital/o cualquier lugar relativamente razonable que se te ocurra.
7.-
Chocolates más caros. Y, por supuesto, no podía dejar de reclamar por el alza de mi alimento diario de primera necesidad, que en estos días suele ser encerrado en cajas y envases rojos rimbombantes y ni siquiera comestibles, que me obligan a pagar el doble. ¡Maldito San Valentín!
Y ustedes ¿qué razón agregarían para no celebrar el 14 de febrero?
"¿Es un matrimonio por conveniencia?" (Selma Bouvier)
"Claro, querida. ¿Acaso hay otro motivo para casarse?" (Troy McLure)